Laberinto del Minotauro mezcla los tiempos de la literatura –el presente con el pasado, lo local con lo universal–. Se trata de trascender la palabra literaria e incluirla en una especie de laberinto donde el lector es Teseo, que lucha contra el monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, que simboliza el enfrentamiento de la fuerza bruta contra la sensibilidad y el arte, aunque el propio Minotauro forma parte de la mitología y de la leyenda literaria, así que todo se une en un inigualable caos de amor literario. No hay orden, como en un laberinto. Se narra desde la infancia de Séneca, un capítulo desconocido del filósofo romano cordobés, hasta el descubrimiento de que Juan Ramón Jiménez era un dandista de una originalidad irresistible. Se trata de un acercamiento muy personal a la práctica de la teoría literaria. Poesía, novela, relato, ensayo, periodismo y unas gotas de filosofía se unen en este libro para apostar por la literatura en general y por la teoría literaria en particular.